Thursday, November 10, 2005

 

La gran estafa . Un thriller con oficio

Ayer por la tarde me dispuse a ver una antigua película de Don Siegel , La Gran Estafa , incorrecto título que nada tiene que ver con el original Charley Varrick . Añadir imagen
Don Siegel realiza un entretenido thriller lleno de oficio y buen cine , apoyado en la magnifica intrepretación de Matthau , el maestro de Clint Eastwood lleva la intriga a golpe de la inconfudible música de Lalo Shrifrin con una ajustada y sobria dirección en la que nada chirría . Ver la película hoy día es volver a un cine en plena década de los setenta , pero a diferencia de otras película de esa época por "Charley Varrick" no ha pasado el tiempo.Por cierto la escena de la caravana entre Joe Don Baker y Andrew Robison es otro de los homenajes ocultos de Kill Bill 2, a Tarantino le debió gustar esta película ( por cierto en Inglaterra la pelicula se llamó Kill Charley Varrick ¿coincidencia?.) . En definitiva nos encontramos ante una película absolutamente remomendable

 

Heras , caida de un mito

Otro golpe de mano al ciclismo, ya no se a quien culpar , a un deportista tan torpe que poner en peligro toda su carrera deportiva inyectandose un producto tan perseguido como la EPO, al equipo que no controla de manera estricta todos los medicamentos que toma los corredores , al ciclismo en general que no para de generar dudas, sin que sus instituciones hagan o construyan bases para evitar estos casos , a la UCI , a las sospecha de persecución a la Federación española (que curiosos son los casos de EPO o doping en la vuelta sobre corredores emblemáticos ) , a la prensa en la que hoy el ciclismo volvera a ser primera página ; no sé pero me parece que entre todos estamos firmando el acta de defunción .
Noticia tristísima , desoladora ante la que uno no puede menos que replantearse quien dirige , quien controla este deporte. A uno le entra gana de mandarlo todo al carajo , de no volver a ver una prueba , de olvidarse del Tour , de los recorridos del Giro , del proximo mundial , de no volver a comprar una revista en donde aparezca una bicicleta. Soy débil se que el 11 de enero estaré como loco pendiente del Tour Down Under , pero hoy por hoy mis ilusiones están por los suelos.

 

Pantani

Pantani , un corredor de otra época


El ciclismo científico, matemático, calculador se impulso básicamente con Jacquec Anquetil, con él llegó el corredor completo que no fallaba casi en ningún terreno y que basando su dominio en la aplastante superioridad en la crono imponía en la carretera una dictadura que sólo algunos rebeldes e insumisos se atrevía a discutir, asumiendo el fracaso por bandera en cuanto a los resultados materiales ,pero consiguiendo a cambio la glorificación de sus gestas frente al robótico e infalible líder..


Esos valientes buscadores de fortuna se caracterizaban por un sentido romántico de la carrera . En su utopía arriesgaban todo cuanto tenían, contar de poder ver desfallecer, de encontrar un pequeño resquicio en ese continuo monólogo que los Anquetil , Merckx o Induraín manifestaban de forma hegemónica, absolutista en el pelotón. Ya digo que los resultados materiales fueron escasos y estos casi debían obligatoriamente esperar a que el monstruo descansara, enfermará o no corriese para poder ganar.


Eternos segundos , valientes "outsiders", rebeldes como Bahamonte, Gaul, Ocaña, Fuentes, Chiapucci envolvían la competición casi de un tono revolucionario en donde lo importante no era quizás el mero triunfo material sino el simple hecho de no acatar unos dictado, unas reglas que no eran suyas y que ellos no admitían. Hoy por ejemplo se rememora casi tanto como el triunfo de Tour del 1971 del sanguinario Merckx, la osadía de ese conquense loco que en la cima de Orcieres- Merlettes derrotó, casi humilló a esa bestia de la naturaleza y desató la ira tanto del belga como la de los dioses que enviaron sobre el heroico Ocaña todas las tormentas del mundo en terrible descenso del Col de Mente; o la cabalgada sin sentido de ese escuálido italiano por casi todos los puertos de los Alpes desde la Cornet de Roselent, pasando por el interminable Iseran para terminar en la cota 2000 de Sestriere, con objeto quizás de ver un pequeño resquicio en la mascara insondable de ese rey navarro casi demócrata ,pero al fin al cabo autoritario llamado Miguel. Había algo de imposible en esas fugas hacia la nada, algo intangible, pero todas las revoluciones se inician con una idea nacida de la locura, y alguna vez llegan a buen término. Cuando todo parece imposible, cuando las fuerzas van a limite, cuando la extenuación aparece, algo impulsa a estos irreductibles a seguir adelante aunque la empresa mirada lucidamente sea una autentica locura. El éxito es algo complementario y tal vez lo menos importante.


Tras la desaparición de último rey de esa estirpe de ciclistas mecánicos o matemáticos se esperaba un interregno largo hasta la aparición de un nuevo monarca, pero ese tiempo ha sido mucho más corto del que todo el mundo esperábamos. Jan Ullrich con su modo de actuar, sus prestaciones en todos los recorridos, su juventud casi insultante, parece un clon incluso superior al de sus antecesores . Tras su primer Tour , el mismísimo Hinualt no sólo predecía su dominio en los años venideros sino que advertía que este imberbe germano arrasaría con la barrera mágica de los cinco Tour. En su primera aparición en la ronda francesa no sólo fue el mejor escudero del antipático Riis, sino que además consiguió ser segundo tras el danés y dio la impresión que incluso pudiera haber ganado el Tour si la jerarquía no fuera algo todavía muy sagrado para un corredor de veintidós años. Al año siguiente ganó su primero, con cierta seguridad, aunque todos pensamos que si Virenque hubiera dejado los fuegos de artificio para la fiesta nacional francesa, el germano hubiera tenido alguna dificultad más que resolver.


El Tour del 98, siempre será recordado por tristes cuestiones extradeportivas relacionadas más con la mecánica policial y procesal que con la mera actuación sobre la carretera, pero fuera parte de esas incidencias que van a marcar un antes y un después en este deporte, un hombre (para la eternidad) ha vuelto demostrar que la gloria, la utopía, la revolución, todavía son posible .


Pantani , " el Pirata " siempre fue un corredor esporádico , su trayectoria deportiva ha sido una continua lucha contra una pared ya sea granítica o escarpada , ya sea en forma de infortunios, caídas , lesiones , gatos negros y atropellos . Eso desde luego ha marcado su comportamiento en carrera; ciclista imprevisible, anárquico, sin medida , capaz de todo y de una dureza tanto física como mental construida a base del sufrimiento del que se sabe predestinado a luchar contra lo imposible .Su aparición en el Giro del 94 fue fulgurante y su figura aérea sobre las imposibles rampas de la trampa mortal del Mortirolo entra ya dentro de la mítica del ciclismo, su posterior ataque en el Valico de Santa Cristina al hasta entonces indestructible Induraín certificó aún más la semblanza de un escalador único. Después de un Tour también fabuloso, el de "Cesenátco" entro en un devenir marcado por múltiples desgracias que sólo una fuerza interior tan acerada y profunda como su facilidad para encarar las cumbres, le valió para poder salir adelante .Tras ganar el Giro del 98 en una absoluta demostración de constancia en un objetivo (atacó en casi todas las rampas de "la carrera rosa" desde las primera cotas hasta las imponentes cimas alpinas de Alpe di Pampeago y Plan di Montecampione) .


El Tour se presentaba para Pantani como un imposible, una quimera, muy llano con escasas etapas de montañas y dos largas etapas de luchas contra el cronómetro junto a la sensación de que el pequeño italiano podía dar casi por concluida su temporada tras su emotivo triunfo en la carrera "rosa". Todo esto hacía pensar que poco se podía hacer para luchar contra la nueva estrella del ciclismo el duro alemán que a pesar de las críticas en su fiel seguimiento de un método -había retrasado su preparación ya que el Tour empezaba ese año más tarde - por el que se había casi arrastrado por las carreteras durante la primavera , cuando llego el verano empezó a asombrar en las carreras previas y en la Ruta del Sur , había subido el duro Plateau de Beille con una fuerza arrolladora, para todo el mundo la maquina estaba nuevamente a punto .



Pantani aparecía en el Tour descargado de responsabilidad lo que junto a una tranquilidad interior y exterior le ayudó a hacer una primera semana ideal; sin perder apenas tiempo , rodando apurando su forma , poco a poco iba acumulando los esfuerzos necesarios para casi de forma encubierta ir preparando su gran asalto, una gesta que quizás solo fuera cordura dentro de su cabeza.. Primero fue un pequeño escarceo en la decepcionante etapa reina de los Pirineos; en el ultimo puerto -el Peyresurde- de un día lluvioso y frío, Ullrich puso al fin su marcheta, el alemán parecía tan duro y fuerte como en el pasado Tour, dejó el pelotón reducido a los elegidos entre estos estaba el pequeño italiano más preocupado hasta el momento en observar a todos sus contrincantes que en aprovechar una etapa que quizás luego lamentaría. Casi a tres kilometro de la cima el ritmo de Ullrich se endureció de manera evidente pero en ese momento Pantani salto con una facilidad inusitada, nadie pudo seguirle. El resultado no fue esperanzador para los comentaristas, otra vez el Pantani del 94 el que atacaba y no ganaba la etapa , que si el gasto de fuerza no iba acorde con el beneficio obtenido ( apenas 30 segundo ), que todo eran fuegos de artificios que en nada molestaban al impertérrito líder. Pocos apuntaron que el movimiento del italiano dejando de rueda a todo el mundo cuando el ritmo era el más elevado suponía una especie de pequeño banco de prueba para posteriores batallas, con facilidad Pantani comprobó que cuando cambiaba de ritmo subiendo un puerto duro como el Peyresurde los demás se abrían de patas y en su mente empezaba a vislumbrarse ya la mítica cumbre del Galibier.


La llegada al Plateua de Beille abrió otra pequeña grieta en la sólida confianza del Ullrich. La etapa había sido tranquila , el pelotón se acercaba a las faldas del duro puerto cuando el líder pinchó, era una situación crítica pero fácil de solventar con un poco de tranquilidad y experiencia, Ullrich en cambio se equivocó sin respetar las ayudas de su cooquipier aceleró el ritmo de manera brutal, iba pasando corredores al inicio de la subida con una fuerza arrolladora; arriba en el grupo de cabeza la situación era tensa , pero nadie se movía , parecían respetar una ley no escrita de no atacar en la desgracia. El corredor del Telekom llegó por fin a la cabeza, pero quizás demasiado pronto no tenía de necesidad de forzar la máquina de esa manera, Pantani le vio llegar e incluso le dio la oportunidad de descansar un poco como haciendo ver que no necesitaba ventaja alguna, y luego saltó. Otra vez todos se miraron pero nadie siguió su rueda. El resultado no fue dramático para el líder, al final de etapa aún mantenía tres minutos de ventajas con el italiano, pero había demostrado debilidad y eso siempre se paga .


Tras unos Pirineos un tanto anodinos, los Alpes no prometían mucho , en realidad la única etapa que podía suponer preocupación para el joven Jan era la que terminaba en Deux Alpes, este no es un puerto especialmente duro pero en una etapa corta subiendo la Croix de Ferre y el Galibier podía pasar cualquier cosa. El Galibier por su cara norte que incluye la subida al Telegraph es unos de los puertos más duro de Europa , 34 kilómetros para acercarse al cielo a casi 2700 m de altitud , un lugar ideal para dirimir disputas y deudas pendientes. Pantani no lo iba a desaprovechar. La etapa empezó tranquila, pero las nubes amenazantes y la niebla en los puertos hacía predecir que la batalla estaba cercana, tras la dura Croix de Ferre el grupo de favorito estaba todavía demasiado unido pero se notaba el nerviosismo, la tensión en esos ataques de Jalabert bajando o en los continuos escarceos de Leblanc y sobre todo ante la interminable y mítica subida al coloso alpino .Se empezó suave, corredores mal clasificado fueron los primeros en intentar los ataques pero el equipo Telekon impuso un ritmo muy exigente, coronado el Telegraph el grupo aunque reducido tampoco denotaba los síntomas de una batalla cruenta, pero a poco que se conozca esa zona esto no era presagio aún de tranquilidad, la razón es obvia tras un corto descenso de apenas 4 Km se volvía a subir y el Galibier ha sido historia en el Tour por lo que los casi veinte kilómetros de subida podían resultar mortales. Pantini no había aparecido en toda la etapa , tranquilo su atención estaba fijada únicamente en las piernas, el modo de actuar , la forma de situarse en carrera del corredor teutón ; sabía que esa su última oportunidad, la única etapa en que se podía marcar las diferencias, no le valía la victoria parcial, si quería ganar el Tour debía destrozar la etapa y las oportunidades parecían agotarse.. La escalada al impresionante puerto alpino por Plan de Lanchat se hace interminable casi dos horas de esfuerzo supremo, el grupo cada vez más reducido empezaba a mostrar nerviosismo, se sucedían los ataques y el grupo Telekom empezó a mostrar síntoma de debilidad sólo Riis a duras penas aguantaba entre los mejores y entre estos se producía ataques a los que el mismo Ullrich tenía que responder. Los escaladores como depredadores olían a sangre y empezaron a atacar con sarna sin que el líder ya sólo pudiera dar repuesta alguna, pero Pantani seguía tranquilo como si la guerra no fuera con él. En su mente quizás estuviera presente muchos fantasma del pasado, el ciclismo italiano vencedor de etapas, clásicas, campeonatos del mundo tenía una deuda pendiente con la gran ronda francesa, tras el triunfo de Gimondi en año 1965 Pantani tenía una única posibilidad y esta se llamaba Galibier.



Agosto 98

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